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«Lima, tú, romántica y altiva, alegre y generosa, eres, porque eres hermosa, la novia del Perú.»
— Mario Cavagnaro, Partitura Nupcial.
En mi breve pero intensa estancia, me enamoré de la ciudad. Recorrer las calles de Miraflores al atardecer, ver a la gente bailando cumbia en el Parque Kennedy y sentir la energía de Lima fue algo mágico. Había una esencia latente en cada rincón, como si la ciudad misma tuviera un alma que me hechizó con su cultura, historia y misticismo.
Lima es la única capital sudamericana con playas, un privilegio geográfico que se contrasta con su ubicación en un desierto donde la lluvia es casi inexistente. Esta particularidad influye en todo, incluso en la cocina. Durante nuestra estancia, tuvimos que adaptar las recetas de nuestras pizzas a las condiciones climáticas locales, ajustando las cantidades de sal y levadura. La experimentación ya era un ritual para nuestros pizzaiolos, quienes trabajaban hasta encontrar la receta perfecta en cada destino.
Hablar de Perú es hablar de su cocina, reconocida en todo el mundo por su diversidad y riqueza. Los peruanos son apasionados por su gastronomía, y esto se refleja en cada plato, donde las especias y los ingredientes locales son protagonistas. Un dato curioso que pocos conocen es que el tomate tiene su origen en Perú, lo que quizá explique por qué las pizzas sin salsa de tomate no son muy populares en Lima. Durante nuestra visita, tuvimos el honor de ser recibidos por pizzerías icónicas como Flama, Amarcord y Via Napoli, donde aprendimos sobre la forma en que la pizza se vive en la ciudad.
Las clases de este destino se realizaron en un encantador hotel boutique en el corazón de Miraflores, en colaboración con Adrimpex. Un detalle memorable fue la titánica tarea de ingresar un horno napolitano al patio del hotel. Este desafío requirió una grúa, el desmontaje del horno y el esfuerzo de al menos seis personas. Pero con amistad, pasión por la pizza y un par de Inca Kolas, logramos la hazaña.No todo fue sencillo. Al día siguiente, Alessio sufrió una llamarada al intentar encender el horno. La situación fue tensa, pero afortunadamente no hubo consecuencias graves (su barba de veinte días actuó como un escudo improvisado). Nota para futuros viajes: llevar un botiquín de primeros auxilios.
«Nothing is impossible with the power of friendship, love and passion for pizzas and a few shots of Inca Cola to celebrate victory.»
Las clases se estructuraron en dos sesiones: por la mañana, el «Pizzaiolo por un día» en colaboración con la Associazione Verace Pizza Napoletana (AVPN), y por la tarde, un curso avanzado de Calzone y Pizza Frita. Asistieron alumnos de diferentes regiones del país, incluso de la selva, y tuvimos el honor de contar con la presencia de la Cámara de Comercio Italiana, el Embajador de Italia y el renombrado chef Ugo Plevisani.
Para cerrar con broche de oro, celebramos el «Día de la Verdadera Pizza Napolitana» en Flama pizzería, con una transmisión en vivo de 24 horas conectando con pizzerías AVPN de todo el mundo. La jornada culminó con una fiesta donde nos despedimos de amigos y colegas, con la certeza de que Lima había dejado una huella imborrable en nosotros.
Al día siguiente, el viaje continuaba con rumbo a Santiago. El proyecto creía con cada ciudad visitada, y sabíamos que lo mejor estaba por venir.